Empezamos calentando el horno 180 ºC, calor arriba y abajo.
Después, forramos el molde con papel vegetal.
Pelamos, lavamos y secamos las zanahorias. Las rallamos con un rallador fino y las reservamos.
Ponemos todos los ingredientes secos en un bol y, con las varillas, mezclamos hasta deshacer todos los grumos. Reservamos.
Por otro lado, echamos los huevos y el azúcar en un bol grande y batimos con las varillas hasta que la mezcla blanquee. No es necesario batir enérgicamente, solo lo suficiente para unir los dos ingredientes.
Después, cuando veáis que la mezcla está más clarita y un poco espumosa, añadimos el aceite. Opcionalmente, añadimos la vainilla. Y seguimos batiendo un poquito más, hasta que se integren.
Seguidamente, añadimos la zanahoria rallada y mezclamos con las varillas o con una espátula.
Terminamos incorporando los ingredientes secos, mezclando suavemente hasta que no quede ni rastro de la harina.
Una vez lista la masa, la pasamos al molde y, ¡al horno! Horneamos de 30 a 40 minutos aproximadamente, o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo, éste salga limpio. Si veis que el bizcocho empieza a dorarse demasiado por arriba, lo podéis cubrir con un trozo de papel de aluminio.
Una vez cocido el bizcocho, lo sacamos del horno, colocamos el molde sobre una rejilla y lo dejamos enfriar un poquito.
Cuando el molde ya no queme tanto, lo retiramos y dejamos enfriar por completo el bizcocho sobre la rejilla.
Se puede servir con un poquito de azúcar glas por encima y unas almendras laminadas tostadas.