Primero fundimos el chocolate blanco en el microondas (en la opción de descongelar) o al baño maría. Una vez fundido, removemos para comprobar que no queda ningún trocito. Lo dejamos enfriar y reservamos.
Luego, hidratamos la gelatina con el agua fría y mezclamos. Mientras se hidrata, seguimos con la receta.
Ahora, en un bol grande, ponemos el queso crema, el azúcar glas y rallamos la piel de la mandarina con un rallador fino.
Después, batimos hasta que la mezcla quede cremosa con la batidora de varillas.
Seguidamente, añadimos la nata y el chocolate blanco fundido y batimos un poco más hasta integrar los ingredientes.
En este momento, la gelatina ya habrá absorbido el agua y estará hidratada. Así que, para poder integrarla con el resto de ingredientes, la calentamos durante 8 o 10 segundos en el microondas para derretirla.
A continuación, la añadimos poco a poco mientras batimos la mezcla para que quede bien integrada.
Sacamos el molde de la nevera, vertemos el relleno y agitamos suavemente el molde para que el relleno se asiente.
Cubrimos la tarta con papel film, intentando que el plástico no toque el relleno y, lo llevamos a la nevera 4 horas o hasta el día siguiente.